Escribir cualquier cosa es la segunda mejor opción. La primera, callarse.



viernes, 19 de marzo de 2010

Yo tenía un amigo

Hace un tiempo yo tenía un amigo, un buen amigo.

Me escuchaba mientras asentía con un estudiado movimiento de cabeza de buen interlocutor. Me dejaba su sofá y me hacía colacaos en su justo punto. Me llevaba a coger pulpos en arrecifes de coral y lo celebrábamos con tazas de ribeiro. A veces incluso componía canciones en italiano, francés y japonés para hacerme reír y si no mataba monstruos por mí, era porque no los había. Mientras escribo estas palabras suena música de violín, y el viento trae florecillas silvestres del campo.

Sin embargo, un buen día, mi amigo desapareció, dijo que se retiraba del mundanal ruido, que no quería saber nada de esta corrupta sociedad. Y me dejó. Quizá le molestó que fuese al arrecife con otros... se enteró porque fui sincera y se lo conté. Quizá debería habérmelo callado y cargar con ese peso. Quizá.

Ahora él parece haberse reconciliado con la sociedad, y poco a poco abandona el retiro... pero no conmigo.

Lo echo tanto de menos...

1 comentario: